Los
ÓRGANOS VESTIGIALES
son también pruebas anatómicas de la Evolución. Son órganos rudimentarios,
atrofiados, que revelan un pasado evolutivo.
Por
ejemplo, los cetáceos (ballenas, delfines…) conservan vestigios (“restos”) del
fémur y de la cintura pelviana. La explicación es que tuvieron un antepasado
mamífero terrestre. Su adaptación al medio acuático les llevó a perder las
extremidades posteriores, pero quedan “restos”.
El
kiwi y el cormorán de las Islas Galápagos tienen alas vestigiales. Con
ellas ya no pueden volar.
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