Con su medida de extender y normalizar el llamado bilingüismo
en las enseñanzas primaria y secundaria está negando el legítimo
derecho de nuestros hijos a que estudien en nuestro idioma, el español. Y
son absolutamente responsables de la mayor humillación y el mayor
desprecio jamás conocido hacia nuestro idioma y hacia nuestra cultura.
Los alumnos que no pertenecen a la llamada sección bilingüe están siendo
víctimas de una vergonzosa segregación donde, además, no es posible ni
integración alguna ni atención personalizada.
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